Navegación y colonización. La Dorada
A finales del siglo XIX la empresa inglesa The Colombian Railway construyó un ferrocarril que bordeaba el río Magdalena. El trayecto partía de la ciudad de Ambalema, hacia el norte y después de pasar por Beltrán, Armero, Mariquita y Honda, llegaba a un lugar llamado Yeguas, quince kilómetros arriba de lo que hoy es La Dorada. El gerente del ferrocarril en Honda contrató con Antonio Acosta (1893) la instalación de la red telefónica entre esta ciudad y Yeguas, y Acosta vislumbró las posibilidades de iniciar el proceso colonizador a lo largo del río Magdalena, explotando la leña para los barcos.
Las embarcaciones que se movían por el Magdalena eran accionadas por grandes ruedas provistas de paletas e impulsadas por vapor producido por una caldera que usaba leña como combustible. Acosta se enfrentó a la manigua y formó una empresa de leñateo; el trabajo consistía en derribar gigantescos árboles usando solamente el hacha, en un ambiente de intenso sol, rodeado de fieras y alimañas y, sobre todo, plagado de mosquitos transmisores de la fiebre amarilla y del paludismo que diezmaban la población ribereña.
Al mismo tiempo se inició la organización de rozas y sementeras para satisfacer las necesidades de maíz, fríjol, yuca y plátano, y a los pocos años se producían sobrantes para vender en el mercado de Honda; como era de esperarse alrededor de la empresa de leñateo y producción de alimentos surgió un pequeño foco de atracción para los nuevos colonos. En 1900 el ferrocarril llegó a La María y Acosta y sus compañeros trasladaron su empresa al nuevo terminal. El puerto adquirió enorme importancia como centro comercial y fue elevado a la categoría de inspección de policía con el nombre de La Dorada.