EL PERÍODO REPUBLICANO
Las colonizaciones o migraciones de campesinos
De Arma hasta Manizales
Desde principios del siglo XIX miles de colonos cruzaron el río Arma, dieron vida a Armaviejo, se asentaron en la futura Aguadas desde 1808, y posteriormente se localizaron en Sabanalarga o Salamina, población que fundaron oficialmente en 1825. Todo esto en un proceso de colonización que implicaba domar la naturaleza.
Fermín López, un colono visionario
Este es el primer antioqueño que en papel de colonizador recorrió las tierras que conducen hacia Manizales. Fue uno de los fundadores de Salamina; en 1837 aparece colonizando en San Cancio (Manizales), donde tumbó monte, organizó cabañas y cultivos de roza y de sementera; después se dirigió a Cartago en el Estado del Cauca, y finalmente fundó a Santa Rosa de Cabal en 1843.
La importancia de la ruta trazada por Fermín López radica en que preparó el camino para fundar Aranzazu, Neira, Manizales, Chinchiná y otras poblaciones hacia el sur, por lo que se convirtió en el colono más importante de la gesta colonizadora del territorio caldense.
En Morrogacho o Manizales
Después de la fundación de Neira los colonos llegaban masivamente a la región llamada Morrogacho. Aquí se asentaron Manuel María Grisales, Antonio Ceballos, Joaquín Arango, Marcelino Palacio y otros muchos campesinos que huían de la Concesión Aranzazu, de las guerras civiles, de los reclutamientos para el ejército y de la miseria. En este lugar encontraron baldíos, minas de aluvión y paz social, en estas condiciones el territorio se pobló rápidamente por colonos que fueron ayudados por habitantes de las aldeas de Salamina y Neira, convertidas en matriz de la colonización.
Desde 1846 habían pensado en fundar un pueblo para mercadear sus productos, lo que realizaron dos años después con el nombre de Manizales, por la abundancia de la piedra maní en las quebradas y ríos de la región. La aldea de Manizales creció vertiginosamente –debido a su situación geográfica- en el filo de una montaña, por lo que recibió el remoquete de “Nido de Águilas”. Su crecimiento económico y social estuvo estrechamente ligado a las guerras civiles del siglo XIX y a las vías de comunicación.
Nuestra Señora de la Victoria
Esta región había tentado a los colonos en los comienzos del proceso colonizador. Desde 1808 los sonsoneños se interesaron por explotar las tierras libres al otro lado de la cordillera, en especial la parte alta del río La Miel hacia Mariquita; allí empezó un proceso lento de penetración de colonos, acelerado a mediados del siglo cuando se realizó la nueva fundación de Victoria entre los ríos Guarinó y La Miel. La colonización en esta región fue tardía debido al clima, considerado malsano, y por lo aislado e inhóspito del territorio; sin embargo, en la medida en que los colonos avanzaban hacia Manizales y escaseaba la tierra, por el surgimiento de empresarios y acaparadores, se fueron poblando las tierras cálidas y malsanas.
También ayudó mucho al proceso colonizador el desarrollo de Salamina, que estaba unida a Honda por medio de una ruta muy transitada. El camino pasaba por el páramo de Herveo, cruzaba las regiones de Victoria, Palogrande, La Picona, Aguabonita, y atravesaba el Guarinó hasta llegar al alto de Partidas. El conocimiento de este camino hizo que un grupo grande de colonos, capitaneado por Venancio Ortiz, Nepomuceno Parra y otros, recorrieran la zona desde 1860. Parte de estos colonos poblaron Aguabonita y más tarde se trasladaron al lugar que hoy ocupa la población de Manzanares (1863); un año después la Aldea entró a formar parte del circuito judicial de Honda. Esta fue la primera avanzada colonizadora en esta parte de la cordillera.